CONCURSO VILLANCICOS 2013 - MERCEDES JUNCO
Escrito por SAN AGUSTÍN CEIP, lunes 7 de enero de 2013 , 21:37 hs , en FUE VIDEO EN PORTADA

PRIMER PREMIO PARA EL CEIP "SAN AGUSTÍN"

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    Oviedo y sus bocas de incendios: lo que no se dice, pero debería saberse

    Oviedo y sus bocas de incendios: lo que no se dice, pero debería saberse.

    Un silencio que arde más que las llamas

    En Oviedo, donde la burocracia se mueve con la cadencia de un vals oxidado, hay temas que no hacen ruido. No llenan titulares, ni cortan calles con protestas, pero ahí están. Uno de ellos es la sangrante desidia institucional con las bocas de incendios, esas herramientas que deberían salvar vidas, y que en esta ciudad, más que esperanza, inspiran miedo.

    Normativa clara

    La normativa es tan clara como una mañana de enero: cada 200 metros, una bocas de incendios equipadas, revisada y mantenida en perfecto estado. Pero eso es sobre el papel. En realidad, lo que se impone es el hormigón, la indiferencia y las excusas. Uría, la calle más comercial de Oviedo, esa por la que todos pasean, compran y creen estar seguros, tiene una única boca de incendio. Y no solo es insuficiente: está enterrada bajo una losa de hormigón. Inútil. Literalmente invisible.

    Este no es un artículo para indignados de fin de semana. Es para quienes exigen que la memoria de quienes se fueron no se borre con el tiempo ni con comunicados ambiguos. Porque en 2016, Eloy Palacio perdió la vida apagando un incendio justo en esa zona. Y el sistema falló.

    Entre Aqualia y el Ayuntamiento: un fuego de intereses

    Tras la tragedia, uno esperaría una reacción contundente, decisiones firmes, presupuestos dirigidos a lo urgente. Pero no. Lo que vino fue una guerra fría entre la empresa concesionaria del agua, Aqualia, y el Ayuntamiento. Se enzarzaron en un intercambio de reproches, interpretaciones de contrato y tirones de alfombra que paralizaron cualquier mejora durante cuatro años.

    Cuatro años. Más de 1.400 días en los que Oviedo siguió sin red adecuada de bocas de incendios equipadas, sin garantías reales en caso de emergencia. El resultado: en la Navidad de 2017, otro incendio, esta vez en la calle Melquíades Álvarez, 26, justo detrás de donde falleció Eloy. ¿Coincidencia? Puede ser. ¿Negligencia sistemática? Sin duda.

    Lo preocupante no es solo lo que ocurrió, sino lo que no se hizo. No se reforzó la red de hidrantes. No se invirtió en mejoras. No se auditó la situación real. La ciudad siguió, como siempre, confiando en la suerte y en la profesionalidad heroica de sus bomberos.

    BIE incendios: siglas que deberían significar seguridad, no abandono

    Mientras tanto, el sistema de bie incendios (bocas de incendio equipadas) sigue siendo una asignatura pendiente. Y no hablamos de caprichos urbanísticos, sino de obligaciones legales que salvan vidas. Las BIE no son elementos decorativos, ni simples cañerías. Son parte esencial del sistema de protección activa contra incendios, y deberían estar visibles, accesibles y plenamente operativas.

    Pero en Oviedo, ese deber se diluye entre competencias dudosas, contratos opacos y una escandalosa falta de supervisión técnica. En lugar de planes integrales, tenemos excusas. En vez de transparencia, tenemos silencio administrativo. Y en lugar de prevención, tenemos parches.

    No se trata de ideologías, ni de colores políticos. Se trata de responsabilidad, de civismo y de memoria. Eloy no murió por las llamas. Murió porque el sistema estaba roto. Y lo peor es que aún lo está.

    El termómetro de lo que no se cuenta

    En este blog de extintores, no estamos aquí para maquillar la realidad, ni para repetir notas de prensa. Estamos para decir lo que duele, lo que incomoda, lo que se ignora. Y lo que sucede con la red contra incendios en Oviedo no es un fallo puntual: es un síntoma de abandono institucional.

    Los datos son públicos. Las normas también. Pero lo que no se difunde es el mapa real de bocas de incendio, ni el número exacto de unidades activas, ni su estado de mantenimiento. No hay informes accesibles. No hay auditorías ciudadanas. Solo hay una certeza: si ocurre otro incendio, la ciudad no está preparada.

    La seguridad no se improvisa. Se construye con recursos, con planificación y con responsabilidad. Pero aquí, como en tantos otros asuntos, se prefiere mirar hacia otro lado. Se hace política de escaparate, de fotos inaugurales y de titulares sin fondo.

    ¿Y ahora qué? Urge revisar la red de protección contra incendios

    La ciudadanía merece saber cuántas bocas de incendios equipadas existen hoy realmente, cuántas están operativas y cuántas se han revisado en los últimos meses. Merece conocer qué se ha hecho desde aquel 2016 negro para que la historia no se repita. Y merece que cada autoridad competente dé la cara, no solo ante la prensa, sino ante quienes les pagan el sueldo: los ovetenses.

    Es inadmisible que, a día de hoy, la arteria principal de la ciudad siga siendo un punto ciego en términos de prevención. No hay excusa posible. Ni presupuestaria, ni legal, ni técnica. Si hay voluntad, hay solución. Pero si hay desidia, hay riesgo.

    Es hora de que el Ayuntamiento actúe, y no con palabras vacías, sino con hechos. Instalando nuevas bocas de incendio, garantizando el mantenimiento periódico, exigiendo a Aqualia el cumplimiento estricto del contrato. Porque en la seguridad de una ciudad no caben improvisaciones ni batallas de despachos.

    Y no olvidemos: una boca de incendio no sirve de nada si no puede usarse cuando se necesita. No es una cuestión estética, ni un número en una estadística. Es, muchas veces, la diferencia entre la vida y la muerte.

    Oviedo necesita una red contra incendios moderna

    Oviedo necesita una red contra incendios moderna, funcional y auditada. Los ciudadanos necesitan garantías, no promesas. Y las víctimas necesitan justicia, no homenajes de ocasión. Que cada boca de incendio sea una oportunidad de protegernos, no otro símbolo del olvido.



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